domingo, 28 de mayo de 2017

Afilada como una bayoneta

 Me hiciste sangre sin haber hecho nada.

Ahora yo solo soy el que se cobija en si mismo intentando buscar cualquier resquicio de alegría únicamente pensando en que aparecerás de nuevo algún día.

Pero ni me voy a ahogar en llanto, ni el futuro me va a ahogar. Mis pisadas son más grandes que nunca y te aseguro que éstas mismas son las que están creando mi camino día tras día.

Tú tan yonki de mierda y yo tan yonki de ti.
Aún recuerdo la primera mirada
totalmente direccionada hacia mi.
Que el viento te acompañaba
y yo, tonto, pensando que vendría
sin querer queriendo me besaría
y que al oído me susurraba:
pronto, en algún momento de tu vida
a mi de nuevo vendrías
con la luz apagada
y con la llama totalmente encendida.

Llegó.
Y con el mismo viento que vino
entero me derritió
hasta no dejar nada.

Y ahora sólo busco en ese charco derramado
la única gota de esperanza.
Dime tú que gota voy a encontrar
si fregaste el suelo con cada una de tus palabras.

Aún así
ese viento sigue refrescando cada una de mis noches
al entrar la madrugada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario