miércoles, 1 de agosto de 2018

Ya no tengo a quien escribir
ni a ti
ni siquiera a mí.

Me duele cada palabra
por tal de no tirarla a la basura
la reciclo
por si acaso algún día la vuelvo a usar.

Ya no hay pecas
a veces la nostalgia araña
y el blanco nuclear intoxica.

Viene dejando huella
de una forma tan fuerte que duele
para luego marcharse por donde vino
porque ni siquiera me di cuenta de que estuvo.

Será que para darme cuenta
la próxima vez tendrán que apuñalarme
para que cada gota de sangre que derrame
me duela como tu ausencia.

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