martes, 22 de noviembre de 2016

El sentido de un sin sentido.

  Podría contar una historia, o dos, o ninguna porque no las tengo. Puedo decir que se está convirtiendo todo en un cortometraje con forma de largometraje.
  Podría decir que todo me va bien dentro de lo mal, si dijera que me va mal dentro del bien no tendría sentido, ni siquiera suena bonito.
  O incluso podría quedarme aquí en un estado de sueño muy vivo que me da la capacidad de saber que todo lo que hay alrededor es una mentira, que ésto es una mentira, que lo tuyo, que lo mío, que el antidelosdos también lo es.
  Voy a proponerme una etapa de metas que alcanzar, o que al menos llegue a tocar la cinta sin romperla, ya que me imagino que es una cinta muy bonita y me daría pena romperla.
  Voy a proponerme no proponerme lo anterior, que en vez de eso me pegue el día tumbado en el sofá o en la silla del instituto -respaldo para nada cómodo, patas verdes, contrachapado-.

¿A qué quiero llegar?
A nada.
Siempre llego a nada.
Los días pasan.
Monotonía.
Calambres en el cuerpo,
te quedan bien los pitillos
y el pelo suelto.
Mejor tú recogida
que yo encerrado en mis más adentros.


Hora estándar del agresivo

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